I had met Sofía in the 80s, worked in downtown Caracas, and used to walk at noon to the Caracas Museum of Contemporary Art; I went through the rooms and had a quick lunch, all during my lunch hour. Several times I saw her in the rooms, I greeted her, and somehow, I felt close to her.
That night in the Dominican Republic, I had the irrepressible desire to take a portrait of him, so I looked on my computer for the portrait that José Sigala had made of him, and I pointed my Polaroid at the screen, using the same technique that I had used for other re-photography jobs.
I took all eight available photos with little pauses between them. In the end, the result was these degraded images, the result of the inconsistency of the material that Impossible produced at that time, trying to reproduce the original Polaroid film.
It could not have been more perfect, Sofía, fading from this world, from my memory, and from those images with which I intended to keep her forever.
Había conocido a Sofía en los anos 80, yo trabajaba en el centro de Caracas y tenía la costumbre de caminar al mediodía hasta el Museo de Arte Contemporáneo de Caracas; recorría las salas y almorzaba rápidamente, todo esto en mi hora de almuerzo. Varias veces la vi en las salas, la saludaba y, de alguna manera, la sentía cercana.
Esa noche en Republica Dominicana tuve el deseo irrefrenable de hacerle un retrato, asi que busqué en mi computador el retrato que le hizo José Sigala y apunté mi Polaroid a la pantalla, usando la misma técnica que había usado para otros trabajos de re-fotografía.
Tomé las 8 fotos disponibles, sin mucha pausa entre ellas. Al final el resultado fue estas imagenes degradadas, fruto de la incosistencia del material que en ese momento produccia Impossible, tratando de reproducir el film Polaroid original.
No pudo haber sido mas perfecto, Sofía, desvaneciéndose de este mundo, de mi memoria y de esas imágenes con la que pretendía conservarla para siempre.
